febrero 14, 2013

Esculturas de obleas



Construir con un material que se deshace entre tus dedos si lo sujetas con más fuerza que la de una caricia. Un reto. Y si no llega a ser por Pablo, un fracaso. (Gracias)

¿La decisión? Construir una manzana. ¿El problema? Tratar de hacer robusto un material diseñado para fundirse en tu boca. Imposible. ¿Una nueva decisión? Hacer un molinillo. De esos que giran al viento, si. En nuestra mente tenemos un ideal: ponerlo en la ventana, que gire y gire y gire, y sólo se detenga para alimentar a los pajarillos hambrientos que buscan la primavera. Pasados unos días no quedaría nada del molinillo. Habríamos devuelto a la naturaleza lo que antes nos dio en forma de cereales. Perfecto. ¿El problema? La unión. Finalmente logramos hacer el molinillo, si, pero jamás podría girar al viento, las piezas se separarían antes de la primera brisa. ¿La solución? Un trocito para nosotros, un trocito para los pájaros. ¡A comer!