enero 24, 2013

Creando arte con comida



Vivimos en una sociedad que parece inmersa en las olimpiadas 24 horas al día, 7 días a la semana, como un velero en alta mar empujado por un viento tormentoso de más de 200 km por hora. Corremos. De aquí para allá. Mil cosas que hacer. Pero es curioso como, al mismo tiempo, tenemos un profundo temor a que el tiempo pase rápido. Pasamos por la vida sin darnos cuenta de que está ahí, esperando con anhelo. Miremos a nuestro interior.

Alfa.

Cerramos los ojos. Los abrimos. Tomamos el pan duro y lo comenzamos a hacer miguitas. De esas que se cuelan entre tus dedos cuando el pan aún está caliente y coges un pedazo de camino a casa. El camino a la cocina de la abuela, con ese olor a especias, a canela de torrijas, a tomillo del jardín. Un abrazo. Un beso. Y desear volver allí.